Parashat Mishpatim: Lo entendemos, pero ¿lo sentimos?

Por Ishai Lakerman, avrej del kolel Efshar Letaken, de Jerusalem

Un actor muy reconocido solía decir: “Cuando era pobre y desconocido nadie me regalaba un plato de comida, y ahora que me hice rico y famoso nadie me deja pagar la cuenta”.

El Rav Pinkus explica que existe una naturaleza muy particular en el ser humano: cuando una persona se encuentra con alguien que suele ser distinguido u honorable se cuida mucho de los sentimientos que le puede llegar a causar. Sin embargo, cuando se trata de una persona simple, o mucho más en el caso de que sea despreciado por la sociedad, es muy posible que no sea cuidadoso en sus acciones o palabras.

Respecto de esta tendencia la Tora nos enseña a ser precavidos con el honor de todos los seres humanos y no generarles sufrimientos. Más aún, enfatiza que hay que tener un particular cuidado con todos aquellos que están atravesando un contexto de inferioridad o de sufrimiento.

La parashá se llama “Mishpatim” (“Lógicas”) porque menciona leyes “lógicas” en la relación entre el hombre y su compañero. Las mismas, incluso que la Tora no las hubiese enseñado, podrían haber sido deducidas a través del propio entendimiento.

Se cuenta del Rav Israel Salanter que, en una ocasión, fue invitado a participar de una cena de shabat. El anfitrión esperaba con ansias cantar canciones y escuchar sus palabras de Tora, y así llenar de santidad su mesa. El Rav aceptó, pero con la condición de ser él el encargado de dirigir los tiempos durante el encuentro. Esa noche, sorpresivamente, ocurrió algo inesperado: el Rav disminuyó las canciones preliminares a la comida, acortó el tiempo de espera entre plato y plato, y ante cada intento por parte del dueño de la casa de hablar palabras de Tora, Rav Salanter lo impidió. Su intención, claramente, era terminar el banquete lo más temprano posible.

Luego de corroborar que ya no había más nada para comer, Rav Israel pidió hablar con la ayudante de la casa. Cuando se acercó, le agradeció por todo el esfuerzo que había invertido en la preparación y alabó los manjares servidos. Con mucha emoción, la mujer le agradeció, no sólo por sus palabras, sino porque iba a ser la primera vez en mucho tiempo que lograría llegar a su casa en un buen horario para compartir la cena de shabat con su esposo.

Una vez que la ayudante se fue para su casa, el Rav comenzó a cantar y fluyeron de su boca las palabras de Tora.

Es una increíble “casualidad” (o “causalidad”) que el aniversario del fallecimiento del Rav Israel Salanter, de recordada memoria, quien fuera el principal promulgador del movimiento de Musar y uno de los principales influyentes de nuestra organización “Efshar Letaken”, siempre coincida con esta parashá.

Hace un tiempo escuché la siguiente frase: “una persona solamente puede ser más espiritual en la misma medida en que pueda sentir más lo que siente su compañero”. No puedo asegurar que la frase sea correcta, pero lo que puedo decir con certeza es que esta idea es un Mishpat (algo lógico).