Por Rav Igal Snertz
שֹׁפְטִים וְשֹׁטְרִים תִּתֶּן לְךָ… וְשָׁפְטוּ אֶת הָעָם מִשְׁפַּט צֶדֶק
(דברים טז, יח)
El pasuk comienza mencionando a los jueces y a los policías, pero termina describiendo solo la función de los jueces: “y juzgaran al pueblo con justicia”.
¿Adónde desaparecieron los policías?
Los jueces determinan la ley, mientras que los policías se encargan de que una determinada ley se cumpla. Es correcto decir que el policía, y no solo el juez, practica la justicia. Toda ley implica una obligación, que sin el policía nunca se realizaría.
Esta mitzvá de establecer jueces y policías, explica el Rav Yerujam, no recae solo sobre el pueblo en general. Es un decreto dirigido a cada individuo en particular, como dice el pasuk: “titén lejá” – para ti”.
El juez es al pueblo, como la mente al individuo. El juez, como la mente, tiene el conocimiento y la responsabilidad de decidir correctamente.
Tal como asignar un juez no es suficiente, para que la justicia se practique, nuestro conocimiento no alcanza para lograr el cambio. Necesitamos una presión, como la del policía.
Hay personas que cambian solo cuando tocan fondo. Cuando se dan cuenta que es insoportable seguir en la situación en que se encuentran. Pero no es necesario tocar fondo, y golpearse, para sentir la presión y cambiar.
La persona que logra sentir una presión constructiva de cambiar, simplemente por la obligación de la mitzvá, de trabajar las midot, no necesita tocar fondo para cambiar. Puede lograr lo que se proponga, ahorrándose los aprendizajes y los golpes. Puede ser su propio juez y, al mismo tiempo, su propio policía.