Parashat Tetzave: La billetera de cuero

Por Ilan Orchansky, avrej del kolel Efshar Letakén, de Jerusalem

Una persona muy rica le compró a su hijo pequeño una billetera de cuero. El niño estaba muy feliz con el preciado y caro regalo que había recibido y corrió a mostrársela a su amigo. Su amigo, un niño de familia pobre, tuvo envidia, por lo que decidió que iba a comenzar a ahorrar hasta que él también pueda comprarse una billetera de cuero. Su padre le preguntó: ¿qué utilidad le vas a dar a la billetera? Incluso si tienes éxito ahorrando y puedes comprarla, de todas formas no tendrás nada para poner adentro…

El Magid de Dubna explica lo que podemos aprender de esta historia. Dios ordenó al pueblo de Israel que haga un Santuario, el lugar donde Él pueda reposar, como dice el versículo “ועשו לי מקדש”. Sin embargo, ¿cuándo es apropiado que se llame “Santuario”? Solo cuando el pueblo de Israel cumpla con su parte, como continúa el versículo: “ושכנתי בתוכם”, cuando Israel haga la voluntad de Dios y cumpla Su Torá.

En la parashá anterior (Truma), la Torá se ocupó de describir con lujo de detalles la construcción del Mishkán (Tabernáculo), con sus componentes y medidas. Podríamos haber pensado equivocadamente que, para que Dios tenga su residencia en la Tierra sería suficiente con construir un hermoso espacio con componentes e instrumentos de oro, tal como se menciona en esa Parashá.

Por esta razón, en Parashá Tetzavé se extiende en describir también quién puede realizar los Servicios en este Tabernáculo y en el futuro Gran Templo (los Cohanim), cómo son y qué requisitos deben cumplir cada una de las ocho vestimentas que debe vestir el Cohen Gadol y cómo se deben purificar quienes ingresan allí.

Podemos comprender entonces que además de construir hermosos lugares físicos, también y no menos importante, debemos construir-nos a nosotros mismos, siendo “hermosos” internamente, refinados y puros.

Hoy en día no tenemos construido el Gran Templo (pronto en nuestros días), pero sí tenemos Batei Knesiot (Sinagogas), Batei Midrashot (centros de estudio) y también nuestras propias Casas. En cada uno de estos lugares, Dios puede reposar y habitar con nosotros.

Quizás hoy puede ser un buen momento para reflexionar cuánto esfuerzo estamos invirtiendo en comprar nuestra billetera de cuero y cuánto esfuerzo estamos invirtiendo en lo que verdaderamente vale, que es aquello que va adentro… nada más y nada menos que nosotros mismos.