Parashar Shlaj – Los dos tipos de tristeza

Los espías vuelven al campamento en el desierto, con comentarios negativos sobre la tierra de Israel. La primera reacción del pueblo judío esa noche, es el llanto. La información que trasmiten diez de los doce espías no es la correcta, pero el pueblo les cree y reacciona con dolor y angustia. Sin embargo, luego de la primera reacción de llanto, el pueblo judío empieza a reclamar contra Moshé y Aharón y, posteriormente, también contra Hashem.

¡Volvamos a Egipto! reclaman.

La tristeza, que en su nivel más alto se llama depresión, consiste en la falta de energía y motivación.

La disputa requiere de energía y fuerza, características opuestas a la angustia y a la tristeza.

¿Cómo pueden cambiar de estado emocional, tan drásticamente?

 La pregunta es pertinente en otras circunstancias: es muy común que una persona pase de un estado de enojo a un estado de tristeza y viceversa, a pesar de que estos son sentimientos opuestos respecto de la energía que contienen. ¿Cómo es posible?

Existe la midá de tristeza, la falta de energía y motivación, que es la tendencia opuesta a la alegría, pero existe otra midá que es la necesidad de control. Ésta última, proviene de una energía interna de luchar para conseguir lo que se desea y, al mismo tiempo, de una dificultad de aceptar lo que no se desea.

El llanto es una expresión de falta de aceptación, más que una expresión de tristeza y desmotivación. En una situación real, la persona que está profundamente deprimida no llora.

Es importante reconocer la tristeza provocada por la necesidad exagerada de control. En ese caso, lo que falta no es la energía y la motivación. Lo que falta es aprender a aceptar.