Parashat Noaj: ¿Le queda algo al hombre de todo el esfuerzo que hace bajo el sol?

אֵלֶּה תּוֹלְדֹת נֹחַ נֹחַ אִישׁ צַדִּיק
(בראשית ו, ט)

La palabra toldot significa descendencia. Sin embargo, como “descendencia” de Nóaj se menciona primero que era un tzadik, y sus hijos son mencionados solo en el siguiente pasuk.

Explica Rashi, que los buenos actos de la persona son considerados su “descendencia”. Y el hecho de mencionar a Nóaj como tzadik, antes de mencionar a sus hijos, demuestra que la principal “descendencia” de la persona son sus actos.

¿Por qué los buenos actos de la persona son llamados “descendencia”?

Alguien dijo alguna vez, que cada persona debe “tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro”.

Existe una necesidad emocional básica de trascender, de no desaparecer, de dejar una huella que permanezca. Un día común y corriente, que no deja ningún beneficio y que no trasciende más allá, es un día que podría no haber sido, un día inexistente. Un ser humano que solamente busca disfrutar cada día, que su vida gira alrededor del placer, cae inevitablemente en algún grado de depresión. Cuando esa persona se retira a descansar al fin del día, tiene las manos vacías ― sin un beneficio más allá del placer del momento y, tarde o temprano, pierde la motivación de levantarse a la mañana. La única evasión es hundirse más aún en el placer, en las drogas o en el alcohol, con el propósito de perder la conciencia sobre su miserable situación. Todo ser humano necesita sentirse significativo y esa significación se mide según su trascendencia.

La dedicación a lo trascendente, a pesar del esfuerzo que requiere, reduce la necesidad del bienestar en el presente. A mayor sacrificio por un ideal, menor es la dependencia a la comodidad y a los placeres transitorios.

Se puede tener descendencia a través de los hijos. Pero un nivel auténtico de trascendencia se obtiene a través de los buenos actos: El pasuk dice al comienzo de Kohelet: “¿Le queda algo al hombre de todo el esfuerzo que hace bajo el sol?” Explican nuestros sabios (Shabat 30b): “Bajo el sol no le queda, antes del sol, le queda”. No hay una trascendencia real bajo el sol – en este mundo. La trascendencia real está en lo que existía antes que el sol – en la realidad espiritual.

El midrash dice que cada vez que una persona cumple una mitzvá, enciende una vela. Algo de su neshamá permanece para la eternidad, y esa, es su verdadera descendencia.