Parashat Bereshit: El objetivo del matrimonio

לֹא טוֹב הֱיוֹת הָאָדָם לְבַדּוֹ אֶעֱשֶׂה לּוֹ עֵזֶר כְּנֶגְדּוֹ
(בראשית ב, יח)


La visión judía sobre el matrimonio se desprende de la primera pareja de la historia: Adán y Eva. En un principio, Hashem creó un solo ser y luego le creó una pareja, como nos relata la Torá: “Dijo Hashem: No es bueno que el hombre esté solo. Le haré una ayuda en su contra”.

Según la percepción, a primera vista, de este versículo, se entiende que Hashem vino a arreglar lo que Él mismo había creado en un principio. ¿Acaso Hashem se equivocó?

En realidad, eso se debe a un discernimiento incorrecto del versículo.

El pasuk no describe la situación, diciendo que no es buena. El pasuk describe la calidad del ser humano: él no es bueno estando solo.

Todas las creaturas, fueron creadas en su estado ideal. El león es un león ideal, en forma natural, el río es un buen río y las estrellas son buenas estrellas. Todos cumplen su función a la perfección, sin hacer un esfuerzo ni cambiar. Es por eso, que después de cada una de las creaciones, dice la Torá que Hashem las encontró “buenas”.

Pero después de la creación del ser humano, Hashem no dice que es “bueno”, porque justamente no lo es en forma natural. Es la responsabilidad de él mismo, del hombre, de hacerse bueno.

Existe un riesgo de no llegar a cumplir su misión, mientras esté solo.

El objetivo del matrimonio es ayudar en este proceso. La necesidad de compartir y de adaptarse a la personalidad de la pareja, nos obliga, de la forma más cariñosa, a mejorar como personas.

Cuando el matrimonio despierta un desafío, no es un accidente y no significa que la elección de la pareja fue un error. El desafío en el matrimonio, es su razón de ser.

(Basado en el libro “Un pequeño libro para un Gran Matrimonio”)