Por Rav Igal Snertz
לע”נ רבי יצחק יעקב ב”ר חיים אבלסון זצ”ל
Diez de los doce espías que mandó Moshé no pasaron la prueba, a pesar de que eran grandes personas, mientras que los dos espías que mandó Yehoshúa, sobre los cuales leemos en la haftará de esta parashá, sí lo lograron.
Si la grandeza de la persona no asegura un buen resultado ¿cuál sí es el secreto del éxito?
Es correcto “espiar” el terreno, conocer sus condiciones, preguntar lo necesario y planificar una estrategia para alcanzar la meta. La diferencia depende de cuál es el objetivo de ese análisis.
El que “espía” para confirmar si su meta es la adecuada, no tendrá éxito. No faltarán las trabas y peligros que lo paralizarán.
Sin embargo, el que está seguro de su meta y solo “espía” para determinar cuál es el camino a seguir para llegar a esa meta, logra todo lo que se propone.
Los espías contaron lo que vieron ¿por qué se les crítica? La respuesta es que su falla, y la mala reacción del pueblo, demuestran que no estaban seguros de la meta, que no confiaban en la promesa de Hashem.
Si lo que queremos es correcto, podemos preguntar cómo lograrlo, pero no podemos preguntar si es posible.