Por Rav Igal Snertz
Un metzorá, es quien presenta en su piel, lo impuro que está en su interior. Metzorá – significa motzí-rá, saca (revela) lo malo de su interior.
Esa condición, era una consecuencia de hablar lashón hará. La forma de hablar, dicen nuestros sabios, revela la forma de pensar. Quien habla mal de los demás, revela lo que siente en su interior.
La consecuencia (metzorá) y la causa (lashón hará), son midá kenegued midá (son paralelas): ambas demuestran el mal interno.
Por eso, el intento de cambiar la forma de hablar de manera superficial, sin mejorar la forma de pensar, está destinado al fracaso.
Existen tres razones internas, que llevan a la persona a hablar mal de los demás:
- Ser negativo
- Ser orgulloso
- Ser inactivo
El que es negativo y, además, crítico y pesimista en general, tiene dificultad de no expresar lo malo de los demás, porque eso es lo que él ve. Pero esa es justamente la pregunta: Por qué está enfocado en el mal. El que juzga para bien y piensa en forma positiva, no tiene dificultad de cuidarse de no hablar mal de los demás, porque no hay nada malo de que hablar. En su visión, él vive en un mundo bueno.
El que es orgulloso y se siente superior, “busca” los defectos de los demás y disfruta al encontrarlos, para disminuirlos y sentirse bien. Si no quisiera destacarse, por sobre los demás, no hablaría mal de ellos.
La inactividad puede ser producto del exceso del habla. El que habla mucho − hace poco.
Por hablar demasiado, inevitablemente va a caer, por error, en hablar mal de los demás. Explica Rashi, que el corbán que debía traer un metzorá era un ave, porque, como ésta, no para de “hablar”.
Una persona que siente la importancia de aprovechar su vida y de ser productiva, no pierde su energía hablando sin parar.
Hablar mal, revela que algo anda mal en su corazón. ¿Será que soy negativo y critico? ¿Será que me gusta competir y busco ser más que los demás? ¿Será que no le estoy dando la suficiente importancia a lo que puedo hacer en mi vida?
El cambio no puede ser externo solamente. Para no hablar mal de los demás tenemos que cambiar el corazón:
Ser positivos, humildes y activos.