Tenemos una mitzvá de recordar lo que nos hizo Amalek a la salida de Egipto.
A lo largo de la historia, el pueblo judío se ha topado con mucho odio, persecuciones e injusticia. ¿En qué se destaca lo que nos hizo Amalek, que nos obliga a recordarlo con una mitzvá especial?
Parece que lo que hizo Amalek fue muy grave, porque la mitzvá no solo nos obliga a recordar lo que pasó: la mitzvá nos obliga también a eliminar toda memoria de Amalek.
Am Israel se libera de la esclavitud de Egipto. Lo lógico es sentir empatía con el pueblo que se acaba de liberar después de largos años de maltrato.
Am Israel está en el desierto, familias enteras, mujeres y niños. Lo lógico es tener compasión por la situación que están pasando.
Am Israel no está amenazando o afectando a nadie, no está cruzando por el territorio de otra nación, no hay razón para pensar que serán atacados.
Pero Amalek decide atacar por sorpresa al pueblo judío, especialmente a los que se quedan atrás, a los débiles y a los desamparados, sin compasión alguna por el largo sufrimiento del cual han sido víctimas, sin consideración por la situación en la que se encuentran en el desierto, y peor aún, sin razón alguna.
Históricamente, muchos malvados han perseguido al pueblo judío por intereses egoístas, pero Amalek es el único que lo hizo sin buscar ningún beneficio. Es la maldad en su máxima expresión.
Se suele pensar que el mal se produce por intereses creados, que nadie hace el mal por hacerlo. La mitzvá de recordar lo que hizo Amalek, nos ayuda a reconocer lo contrario.
Es peligroso negarlo: existe el odio gratuito − la envidia sin razón − que se puede despertar en cualquiera de nosotros.
Y tenemos la mitzvá de eliminar ese instinto por completo.