El Rav Israel Salanter dice que todo padre siente amor por sus hijos. ¿Si es así, cómo pueden existir padres que ignoran o desprecian a sus hijos?
Hashem le dice a Yaacov que abandone la casa de Laván y vuelva a la Tierra de Israel. Yaacov llama a sus esposas, Rajel y Lea, las hijas de Laván, y les dice:
Ustedes saben que trabajé para vuestro padre con toda mi fuerza y dedicación, pero él me engañó. Ahora, Hashem me dice que salgamos de aquí.
Rajel y Lea le responden: Laván, nuestro padre, nos trató como extrañas. Nos vendió a cambio de tu trabajo y se quedó con el dinero. Escucha la voz de Hashem y dejemos este lugar.
Laván trata a sus hijas como extrañas ¿dónde está el amor natural que todo padre siente hacia sus hijas?
Un amor tan fuerte y natural como el amor paterno, puede desaparecer cuando la persona siente un amor mayor, por algo que lo contradice. En el caso de Laván: el amor por el dinero.
Toda persona tiene valores, gustos y preferencias que, muchas veces, se contradicen entre sí. Elegir entre intereses contradictorios es la misión de la vida.
Cuando sentimos la inclinación de satisfacer un determinado interés, no solo debemos preguntarnos si ese interés es importante. La verdadera pregunta que debemos hacernos es si al satisfacer ese interés, no se afecta un interés más importante aún.