La misión básica de la vida

Traducido del libro Meat min Haor por Ariel Hemsani, avrej en el colel Efshar Letakén – Yerushalaim.


“Hay quienes se esmeran en lo secundario y dejan de lado lo principal”[i].

Esta es la esencia de la vida humana: arrancar de su corazón toda característica negativa.

La persona puede esforzarse toda su vida en crecer en niveles espirituales, ser constante en el estudio de la Torá, ser puntilloso en el cumplimiento de las mitzvot y, a pesar de ello, es posible que postergue el objetivo principal por el cual vino al mundo. No es suficiente con la buena voluntad, e incluso con el esfuerzo; hay que saber qué es lo principal, y cuál es el camino que debemos tomar.

¿Qué es lo principal de lo cual depende todo?

Todo hombre y mujer están obligados a arrancar de su ser toda característica mala que tengan[ii]. “Todo el servicio Divino depende de la corrección de las cualidades”[iii].

La Torá no puede ingresar al interior de una persona que no haya corregido sus midot “porque primero tiene que corregir sus cualidades y de esta forma va a residir la Torá en él, debido a que nunca va a residir en un cuerpo que tiene malas cualidades”[iv].

La persona no debe pensar: “No se puede cambiar aquello que Hashem hace; Él, Bendito, puso en mí cierta tendencia mala… ¿cómo puedo esperar arrancarla de raíz?” Este pensamiento es incorrecto; las cualidades personales sí se pueden controlar e incluso cambiar.

¿Es posible concretar esta idea en la práctica?

Se puede vencer las inclinaciones negativas. Cuando el instinto malo incita a la persona y ella siente una fuerza interna que la lleva a actuar de manera negativa,  tiene la posibilidad de elegir cómo actuar y sobreponerse a ese instinto, ya que esta es la esencia del libre albedrío.

Más todavía, la persona puede ascender a un nivel aún más alto, en el cual su personalidad habrá sido modificada y sus malas inclinaciones habrán sido extirpadas de raíz.

Es posible que la tendencia hacia los deseos sea dominada por el intelecto y que la persona consiga amar lo correcto, sin anhelar lo contrario.

El cambio en la personalidad generará que las malas inclinaciones ni siquiera se despierten. La persona no tendrá ninguna voluntad de hacer el mal, ni sentirá dificultad alguna para hacer lo bueno y lo correcto, como escribió el Rambam: “Hasta que le resulte sencillo actuar según el camino correcto y no le conlleve esfuerzo alguno”[v]. ¡Amar lo correcto y no querer en absoluto hacer lo contrario!

Es importante, entonces, definir de manera correcta la meta:

El objetivo de la vida de la persona no es solo sobreponerse a su instinto malo y hacer lo recto, sino cambiar la naturaleza de manera que la persona se sienta arrastrada hacia lo bueno, y sienta placer al hacerlo[vi].


[i] Rabí Israel Salanter (Tenuat Hamusar tomo 1, página 343)

[ii] Sefer Hajinuj mitzvá 611

[iii] Even shlemá capítulo 1, 1

[iv] Rabenu Yona, Avot 3, 17

[v] Final del capítulo 1 de Hiljot Deot

[vi] Ver Daat Torá Debarim tomo 1 página 106