Parashat Pinjas: Shalom interno

Por Rav Igal Snertz

Pinjas comete un acto atrevido de venganza, sin miedo ni compasión.

Hashem está de acuerdo con su acción, pero nos llama la atención la recompensa que recibe. ¿Por qué un acto de venganza recibe como recompensa el pacto de Shalom?

El ser humano tiene instintos diferentes y cada uno funciona por separado: perseguir el placer, sentirse valioso, buscar sentido, y un sinfín de otros. ¿Qué sucede cuando un instinto contradice al otro? Gana el más fuerte y no, necesariamente, el correcto. Siente contradicciones internas, necesidades no satisfechas y actúa, muchas veces, en forma autodestructiva.  

En cambio, si se trabaja a sí mismo, obtiene una armonía interna, donde todos sus instintos viven en paz, sin contradecirse unos a otros. Logra satisfacer sus necesidades emocionales − físicas y espirituales – en equilibrio.

Esa es la meta del trabajo de midot: el equilibrio interno, el Shalom.

Rav Yerujam explica que Pinjás, ya había trabajado sus midot y satisfecho todas sus tendencias. Lo único que le faltaba era dar cabida a su tendencia de venganza.

Usa su instinto de venganza en la ocasión correcta, salva al pueblo judío de su destrucción y termina de satisfacer todas sus inclinaciones, cada una en la ocasión que corresponde. Pinjás llegó a un Shalom completo y fue merecedor de la brajá del Shalom.

Llegar a esa meta requiere mucho trabajo, pero tenemos un día a la semana, que si lo respetamos adecuadamente, podemos sentir ese Shalom anhelado.

En Shabat unimos el placer material al propósito espiritual. Dejamos de lado todo lo que nos distrae de la tranquilidad y la satisfacción, para probar el sabor de la armonía y el Shalom.

Respetar Shabat con sus leyes, y de todo corazón, nos da la brajá y la ayuda para conseguir el Shalom interno, también durante la semana.