Parashat Tzav – Pesaj: Hagamos un milagro

¿Qué es un milagro?
Explica Rav Israel Salanter:
Todo tiene una causa. Un fenómeno natural tiene que ser producto de una causa anterior, una causa que determina el resultado, porque las cosas no pasan sin razón.
Para que llueva, debe darse una serie de condiciones − la dirección del viento, la temperatura – que provocan esa lluvia.
A su vez, esas condiciones son producidas por causas anteriores y, así sucesivamente, se provoca una cadena de causa – efecto.
Cuando Hashem rompe una cadena de causa–efecto (y sucede algo diferente a lo predeterminado por causas anteriores) ese es un milagro.
Un milagro puede ser notorio, cuando se abre el mar en contra de las reglas de la física, pero también puede ser un milagro oculto, cuando alguien tiene éxito en una inversión de negocios, en circunstancias que las condiciones deberían producir lo contrario.

Desde que Hashem mostró Su disposición de intervenir en la naturaleza para nuestro bien, en la salida de Egipto, tenemos la emuná que Hashem puede intervenir y cambiar las circunstancias para nosotros, en todo momento.

¿Por qué razón Hashem cambiaría la naturaleza para nosotros?

El ser humano tiene una forma natural de reaccionar. Su reacción depende de su personalidad, de las experiencias que ha vivido y de lo que le esté pasando en el presente. Según las reglas de la naturaleza, es imposible que la persona reaccione de modo diferente a las condiciones predeterminadas, de la misma manera que una flor está sometida a las condiciones externas del clima y la lluvia, sin la posibilidad de oponerse.  

El ser humano es diferente porque tiene libre albedrio. El ser humano puede actuar en forma diferente a la reacción que estaba predeterminada por su personalidad, por su pasado o por lo que le sucede en el presente. Puede romper con la cadena de causa–efecto y superar la naturaleza. Puede hacer un milagro.

Cuando la persona decide actuar superando la naturaleza, merece que Hashem haga milagros también con él.

La emuná en que Hashem domina la naturaleza, que recordamos en la noche de Pesaj, incluye también una emuná en nosotros mismos. Son dos conceptos inseparables. 

Podemos hacer milagros, podemos cambiar nuestra naturaleza.